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Foto del escritorSandra Velásquez

Sobre nuevos rumbos y comienzos

Actualizado: 3 oct 2022


"Lo que se va, siempre deja espacio para algo nuevo: son las leyes universales. Y nunca pienses que ya no hay nada bueno para ti, solo que tienes que dejar de contener lo que hay que dejar ir. Sólo cuando tu viaje termine, entonces terminarán las posibilidades, pero hasta ese momento, deja que todo se derrumbe, deja ir, déjalo ser”. (Elizabeth Gilbert)

Hoy, en la experiencia de abrirme a un rumbo desconocido, he podido ser consciente de lo importante del paso entre una terminación y un nuevo inicio. Es en ese punto en el que se hace presente un elemento poco frecuente: el vacío. Se siente incomodidad y hasta #dolor por soltar lo conocido, lo que "tenemos" y confundimos con lo que somos. Aquello que vemos y percibimos con los sentidos frecuentemente. Poder liberarnos de lazos afectivos, costumbres, hábitos adquiridos y practicados día a día.


Me ha llegado a la memoria una vivencia que significó un #movimiento importante, un poco similar al de este momento: la mudanza a Bogotá por razones laborales. Recuerdo en especial esa imagen de la cena con toda la familia, una despedida de buen augurio. Recuerdo además el hecho de soltar algo valioso en nuestros tiempos: un buen empleo, dejando una organización con gente muy bella.

Siempre habrá quien o quienes te digan que te quedes, que debes valorar lo que tienes, pues no se sabe lo que viene como sea. Es una creencia común: la falta de #oportunidades, "por eso toca que agarrar lo que hay".

Esa nueva experiencia laboral no fue fácil, implicaba un #cambio de ciudad y de cultura. El proyecto resultó más corto de lo que pensaba. En su momento fue incluso decepcionante que durara poco. Estaba feliz y agradecida conociendo ese nuevo lugar, aunque en ese proceso me perdí -literalmente- varias veces, caminando y en bus, llegando siempre mi primo Diego al rescate. Muy bello él, pendiente de su prima de provincia en la gran ciudad.


Lo cierto es que poco después volví a Medellín con más confianza en mí, en mis #habilidades para desempeñarme en un ámbito profesional diferente y dispuesta a asumir la incomodidad que implicaba "ser nueva en".

De esta experiencia quedaron #aprendizajes, personas y momentos grabados en el alma, por lo retadores en algunos casos, por lo felices y satisfactorios en muchos otros.  

Por otro lado, tengo presente que fue en el colegio cuando sentí algo similar, asumí un primer reto significativo en mi vida: vivir lejos de mi #familia. El objetivo era estudiar en la Normal "de señoritas" de Ebéjico. Aunque estaba a una hora de mi pueblo Sevilla, con opción de volver de visita el fin de semana, fue difícil en un principio. Mi primera impresión, recuerdo aún ese domingo, fue querer salir corriendo de allí. Esa primera noche fue dura, ya no dormía en mi cama ni en mi #casa, era un ambiente desconocido, loco y convulsionado.


Escuchaba las risas y conversaciones, los grupos de chicas que volvían de diferentes #pueblos de Antioquia con sus historias -y sus vallenatos a todo volumen-. Pensé: el domingo que venga mi papá de visita, me vuelvo con él a casa, esto no es para mí. Como ha sucedido en otras ocasiones, llegó el dilema sobre si darle rienda suelta al apego a lo conocido, o aceptar el cambio por seguir un #sueño. Fui consciente por primera vez de la sensación de #vacío, de soledad, dolió bastante, lloré, cómo aún lo hago con frecuencia.


Al paso de una semana, ya conversaba con algunas compañeras, empezaba a adaptarme y a encontrar cierto #encanto en las nuevas vivencias. Sin embargo hubo momentos en ese nuevo lugar, extraño y diferente que me pregunte:

¿será que vale la pena este esfuerzo? No solo el mío, era el de mis padres, asumiendo el invertir en mí y en mi sueño de ser profesora.

La respuesta a esa pregunta me llegaba con frecuencia aunque de formas poco perceptibles, algo me decía que vivir esa experiencia era parte de mi camino. Con el tiempo, sentía chévere ese ambiente conviviendo con monjas. Habían #instantes y espacios de gran silencio, una paz genial, creería que por primera vez sentí una #conexión espiritual, independiente de las practicas religiosas, los rituales y celebraciones.

Creo que me encontré con mi fortaleza interna ante la disciplina de los hábitos, con mi parte creativa, divertida, al compartir y aprender con personas muy diversas. Además, mi aceptación ante la sensación de encierro propia de los internados. Me encontré con nuevas #percepciones y un gran valor en las habilidades adquiridas allí, tanto a nivel personal como académico, en especial tiempo después de vivir la experiencia.  

Como sabiamente nos decía el profe Esteban @estebananda.ea en un grupo de estudio hace poco: es importante tener #perspectiva. Alejarse un poco de los hechos, sensaciones y emociones, nos permite ver de otras maneras, tomar en cuanta otros puntos de vista. Esto aplica en especial para los cambios importantes, que a veces se visten de crisis. Esa perspectiva llega casi siempre con el paso del #tiempo.

Pocas veces se valora de inmediato esos movimientos, toca darle una nueva mirada a esas vivencias, para darnos cuenta que fortalecen el alma, ayudan a ir más ligeros por la vida, recorriendo nuevos caminos abiertos a lo nuevo, libres y confiados.  

Sobre los cambios que a veces resultan en terminaciones no felices, hace poco escuchando a Ana Isabel @yogalalma en el podcast: "Los procesos densos también pueden vivirse en consciencia", en una interesante conversación con su invitada, hablaban de la importancia de cerrar #ciclos de la mejor manera. Es algo que poco nos han enseñado, celebramos con alboroto los comienzos, pero poco los finales, se me ocurre solo la celebración de unos grados por ejemplo. Sobre esas #experiencias con finales "no felices", es común verlas como "fracasos", en casos como un divorcio o la muerte de un ser querido. Lo que muestra nuestra visión un poco infantil, limitada, y trae con frecuencia el miedo a afrontar ausencias a "valernos" por nosotros, en soledad.


Es en esos momentos retadores que nos desacomodan, cuando llega la ausencia, donde cobran importancia procesos de #autoconocimiento y desarrollo personal, para evitar que las emociones nos desborden. Poder actuar conscientemente en lugar de reaccionar. Sabiendo que podemos elegir siempre las respuestas, nuestros actos y #palabras, incluso ante eventos que consideramos desafortunados, "malucos".


Hoy puedo ser consciente de: en primer lugar, los aprendizajes y habilidades adquiridos en estas experiencias, los nuevos rumbos que me han traído la vida han sido gratos, sobre todo valiosos. Puedo decir que valió la pena de cada #lágrima derramada.

Veo con más claridad que las oportunidades necesarias van a llegar y aún cuando parezca pesado, puede ser parte de esa #fortaleza que se está forjando adentro. 

Segundo, la importancia de cerrar bien todos los ciclos, conscientes de hacer y valorar ese momento crucial: la #pausa, antes de llegar al nuevo destino. Conectarse con esa sensación, permite vaciarse, limpiarse, liberarse.

Una manera fácil de soltar, de honrar el vacío es la #gratitud: por lo recibido, las dificultades, los retos y los aprendizajes. Vivir ese paso, esa transición permite asumir nuevos comienzos de la mejor manera.  

Relacionado con esto, recuerdo escuchar a Luz Marina @constelacionesmede, en una de sus charlas interesantes hablando sobre el cambio, específicamente, de lugar de vivienda, que recomendaba hacer un #ritual de agradecimiento a ese lugar que dejamos. Esto precisamente con el fin de llegar al que será el nuevo hogar: abiertos, sin ataduras, sin remordimientos. Un mensaje en sintonía con cerrar bien el ciclo de habitar un espacio.

La idea del ritual me pareció genial. Realicé algunas #ofrendas, pensando en mi cambio de lugar: "despachos" en forma individual y colectiva en gratitud con la tierra que habite por tanto tiempo. Luego fueron llevadas a la #tierra o al fuego, en representación de gratitud, además como semillas, de lo nuevo que deseo cultivar en la vida.


Quiero finalizar este relato cerrando -ahora en palabras- y agradeciendo: Gracias, gracias, gracias a mi lugar de nacimiento. Esa parte de tierra que me sostuvo y me acogió la mayor parte de mi vida.

Recibiendo desde lo más sagrado: la vida, unos padres, hermanas, sobrinos, un vasto sistema familiar: Velasquez Toro y Jiménez Moreno, muchas cosas pasaron para que mis #padres se unieran y me crearan. Además, un compañero de camino bello y especial que ahora me ha llevado a "movilizar raíces y abrir portales" como me dijo alguna vez sabiamente Ana María Arbelaez, @aymaluz otra maestra de vida especial.

En ese tema de las #raíces, el sistema familiar y los esquemas mentales que cargamos, nos toca trabajar a algunos. Para soltar fácilmente las ataduras, sin seguir lealtades, para "salir del clan" sin remordimientos o #deudas, sin sentir que traicionamos a otros por actuar diferente. Conscientes que podemos tener "aprobación" para salir al mundo sin necesidad de repetir ciclos propios del sistema. Porque corremos el riesgo de enredarnos la vida un poco con esa información, que está en todos de forma #inconsciente.


Por otro lado, más mundano y básico, esa tierra me ha brindado #alimentos en abundancia y diversidad para nutrir mi cuerpo, incluyendo agua en abundancia. También los medios para moverme en diferentes lugares y ambientes. Paisajes hermosos, cielos coloridos, #amigos, personas especiales, lugares mágicos y experiencias para ser quien soy hoy.

Con todo y sus dificultades: Colombia, específicamente Antioquia con sus municipios y en especial Medellín, son sitios especiales dónde abunda la vida, la fertilidad, el color, en los que muchas personas añoran vivir y a los siempre querré volver.


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