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Ser inspiración

Actualizado: 14 may 2022

Mamás, papás, profesores, abuelos, tíos, líderes, emprendedores, son algunos de los roles que asumen quienes logran ese efecto en otros: Inspirar. Todos nos encontramos esos seres especiales que nos guían, acompañan y enseñan en la vida, además, luego lo hacemos para otros.

Enseñar y acompañar a otros es uno de los oficios que me apasiona desde que era niña, el año pasado justo por esta época, recordé una historia de mi #infancia que me hizo consciente de la presencia de ese gusto, de esa elección de ser profe desde muy pequeña: cuando mi mamá se trasladó a #Medellín, en el trasteo estaba mi muñeca favorita y pregunté ¿porqué está linda y en buen estado? ¿acaso no jugaba con ella?

La respuesta fue que a mis hermanas y a mí, nos gustaba peinarlas, vestirlas, costuriar, diseñar sus vestidos y en mi caso particular, la muñeca fue siempre mi alumna. El que sí acabó desbaratado de tanto uso, fue el tablero con el que andaba "dando clase" en todos los rincones de mi casa.


Fui afortunada al contar con el apoyo de mis padres en esta elección y con los medios para estudiar en la "Normal de señoritas", pues implicaba salir de casa, cambiar de vida, partir y dejar la comodidad del hogar. Posterior a la culminación de los estudios pedagógicos, con un panorama de condiciones difíciles para ejercer este oficio, con cantidad de "paros" y protestas realizadas por el gremio de docentes, -panorama que sigue vigente- había hecho una nueva elección de carrera: la ingeniería.


Creo que todos venimos a este plano físico con un #propósitodevida, y aunque lo olvidemos, volvemos a retomarlo. Efectivamente, años después, durante mis estudios universitarios, hice parte de un proyecto llamado "Matemáticas y física básica en Antioquia, MAFIBA", liderado por un gran #maestro, cuyo fin era acercar a los chicos y profesores de los municipios al conocimiento de las ciencias, con una metodología diferente.

Este proyecto si que representó para mí un hecho importante: conocí y compartí con un grupo de personas especiales, inspiradores.

En ese momento pensaba que estaban un poco "locos", eran diferentes a los demás: dedicaban sus sábados a realizar talleres para docentes de instituciones públicas especialmente, de diferentes municipios de Antioquia. Dispuestos a contribuir, a transformar la realidad, aportando con acciones concretas desde su pasión, apoyados por algunos estudiantes de diferentes carreras de ciencias exactas. Eran personas que más que conocimientos transmitían paz y amabilidad a todas las personas.

Recuerdo que una amiga me invitó a integrarme al equipo, porque sabía de mi gusto por #enseñar, cuando me llevó a conocer la oficina del profe Miguel Monsalve, líder del proyecto, quedé encantada. Era una especie de bodega y laboratorio, con mesas llenas de material didáctico: cubos de madera, rompecabezas, regletas, ábacos, baúles con lentes y elementos para #aprender física, sólidos geométricos, esferas, conos, prismas, pirámides, todas las formas tridimensionales y también las planas, círculos, rombos, pentágonos y muchos otros elementos, juegos desconocidos etc.

Salí feliz pensando que haría parte de algo muy chévere e interesante.


Hacer parte de este equipo me permitió conocer a algunas de las personas más inspiradoras en mi vida. Inicialmente veía en este grupo gente muy tesa, con la capacidad de explicar fenómenos y conceptos un poco complejos de una manera que lo hacían ver fácil, simple, un conocimiento asequible para los profes que venían con la humildad de volver a ser alumnos.

Pero lo que más me sorprendió fue la cercanía, humanidad, sencillez y #generosidad de las personas que conformaban el proyecto. Recuerdo que llegamos a visitar diferentes pueblos enseñando, mi percepción es que esos talleres además de enseñar #matemática y física, nos permitían conectarnos con la realidad social que nos rodeaba, abrir las mente y el #corazón a otras posibilidades y ser mejores personas, tanto a quienes los dábamos como a quienes recibían.

Estando allí, en el aula taller de la universidad, conocí a la que sería mi nueva familia laboral por muchos años. Me integré a una de las instituciones participantes en los talleres como docente. Empecé entonces a aplicar una forma de enseñar diferente: desde el #juego, el contacto y la experimentación. Con un proyecto novedoso y chévere entre manos: un laboratorio de matemáticas, una vez terminada la universidad cumplí mi sueño de ser profe.


Recuerdo que llegué a afrontar esta nueva experiencia, con un pensamiento medio cuadriculado, típico de ingeniera. Contagiada un poco del ambiente académico exigente de dónde pasé toda la carrera, pero me encontré con otros maestros de vida. En el Colombo Británico Envigado si que aprendí, hice parte de un gran equipo, con una líder especial y otros profes "locos" y enamorados de su trabajo, amables, acogedores, #creativos, que fueron inspiración para mí y principalmente sus alumnos, dispuestos a encontrar estrategias para conectar con ellos desde la #empatía, acompañarlos a crecer como buenos seres humanos

En esta experiencia confirmé la importancia de compartir conocimientos desde la cercanía, sobre todo cuando son chicos que apenas están encontrando su lugar en el mundo. Sentí la necesidad de dejar a un lado el ser protagonista del proceso, dejar de mirar los aprendices con la actitud de tener la palabra final, empecé a convertirme simplemente en un canal, a acompañarlos teniendo en cuenta sus diferencias, sus múltiples capacidades, sembrando interés y #curiosidad por encima de querer llenarlos de conceptos elaborados por otros, permitiendo la pregunta, la duda, el llegar ellos mismos a conclusiones, para asociarlo luego a las teorías publicadas en #libros.

Después de algunos de años de haber dejado la docencia, ahora sé que quiero acompañar, servir y enseñar, sin que sea en un salón de clase. Deseo compartir más que conocimiento, experiencias y aprendizajes adquiridos sobre ser más conscientes, Ser un canal para lograr mayor conexión con la vida, para fluir tranquilamente con ese basto mundo interno y así lograr ser uno también con ese mundo externo que nos rodea, aunque esté como en este momento: convulsionado, en constante cambio, en continuo movimiento.


Una inquietud interesante, escuchando al profe Esteban @estebananda.ea del Semillero de #yoga, en el curso Sembrando humanidad, sobre este tema, es:

¿Qué personas nos inspiran?

Él menciona algo que a veces pasa desapercibido: "Cuando alguien se cultiva interiormente algo se transforma, se refleja en los demás, se nota y se convierte en una fuente de inspiración". Esto lo he sentido con personas que han sido inspiración para mí, muchos de ellos son profes, debe ser por mi gusto por este oficio, pero además las he encontrado en mi familia, en amigos y compañeros laborales.

Algo a considerar en esto de ser #inspiración es que "con el dar es que está presente el querer servir, sin embargo es importante evitar generar dependencia, ser capaz de soltar el control, evitar tener expectativas o esperar un resultado específico".


Acompañar, enseñar, guiar y servir son algunas formas de inspirar, pero incluso en esta era de la tecnología hay otras formas de inspirar: desde las redes sociales, con los #contenidos que compartimos.

Sucede con frecuencia que inconscientemente nos identificamos con una u otra corriente, tomamos partido y en ese tomar partido, usamos palabras un poco radicales, que reflejan lo que no queremos, dirigen el foco y la atención hacia lo no deseado: En contra de, lucha, guerra, violencia, resistencia, pero es eso lo que finalmente llamamos y atraemos como unidades que formamos un colectivo y terminamos perpetuando esa realidad.

Desafortunadamente estamos en una cultura de dualidades extremas: Es negro o blanco, es bueno o malo, de derecha o izquierda y ese panorama radical es el que más se publica, "el que más vende".

Creo que nos cuesta aceptar las #sombras, integrar, ser neutrales, ampliar la visión, saber que la #dualidad es parte de nuestra naturaleza humana -como lo representa el Yin Yang-. Además saber que existen las múltiples tonalidades, un abanico de posibilidades, un espectro de grises entre el negro y el blanco que ignoramos al tener pensamientos radicales.

En este sentido, es común en sociedad actual sentirnos separados de los demás, ver algunas realidades y personas que nos rodean como ajenas. Pensamos con frecuencia: "menos mal yo no soy así", o "a mí no me pasan esas cosas", sobre todo hablando de condiciones de vida difíciles: los más necesitados, enfermos, migrantes, desplazados, desempleados, o simplemente personas que consideramos "malas": delincuentes, reclusos carcelarios, políticos corruptos, jefes injustos y autoritarios.

Lo que ignoramos es que tenemos dentro mucho de eso que rechazamos en ellos. Como sociedad, sanar esas condiciones indeseadas, se consigue en la medida en que seamos sensibles al #dolor de todos, a medida que transformemos la realidad, haciendo a un lado la separación, aceptando, acogiendo e integrando eso que rechazamos, para transformarlo primero en nosotros, desde adentro, consientes que la realidad es un reflejo de lo que pasa adentro.


Eso que sembramos afuera proviene de ese mundo interno, pensamientos y emociones recurrentes que pueden estar teñidos por momentos de esa #tranquilidad, amor, alegría, #compasión y generosidad, que queremos ver, pero también de tristeza, angustia, rabia, imposición, necesidad de control, #rechazo, radicalidad y rigidez.

Resultamos por momentos actuando desde la resistencia, "reaccionando", viviendo en piloto automático, ignorando que podemos elegir actuar diferente. Muchas veces no somos conscientes de las acciones del día a día, en el acelere al que nos hemos acostumbrado a vivir.


Pensando en aquellos personajes inspiradores, todos nos hemos encontrado con maestros, líderes, compañeros y #amigos especiales, ya sea por sus palabras o sus actos, su modo especial de ver la vida y con ello, su proceder.

Creo que un rol desde el cual se puede inspirar enormemente es el de ser padres, también como hermanos, tíos, o primos, es común que encontremos dentro de la #familia un "influencer" y posiblemente lo hemos sido para alguien.

Desde allí hay una oportunidad genial para empezar a revisar, observar, ser conscientes de lo que "publicamos" con nuestros actos, palabras y gestos, que posiblemente alguien está observando e imitando. Es la oportunidad de cuestionarnos y darnos cuenta: ¿Qué sembramos en otros? ¿Qué ejemplo damos?

Así pues, a lo largo de la vida hay momentos en que somos inspiración. Vale la pena saber que alguien que se conecta con nuestro actuar, nos dedica su atención de modo #consciente o inconsciente. Una cuestión interesante es ¿sabemos sobre quién influimos?

Surge entonces la invitación a ser autobservadores, ver con ojos críticos los modos de proceder, y un área de especial atención es

¿Cómo nos comunicarnos?

¿Qué gestos hacemos, qué #palabras usamos con más frecuencia?

Es importante pensar en la intención de nuestras palabras, pues sabemos que tienen el poder de crear realidades, generar #bienestar, construir puentes y #conectar, sirven incluso para establecer límites necesarios, además pueden generar malestar, separar, herir y causar dolor.

La invitación es a ser conscientes de ese transmitir, ese #sembrar e inspirar a otros. En ese sentido, otro aspecto importante dentro de la comunicación es: ¿que tan abiertos estamos a recibir, a escuchar?

A veces estas personas especiales solo acompañan, brindan un apoyo desde lo que transmiten, sin necesidad de intervenir. Es importante tener presente que no siempre estamos en capacidad para cambiar el rumbo de las cosas. En tiempos de pandemia, creo que ese es un gran aprendizaje: somos vulnerables, la enfermedad llega y puede ser que con ella, llegue el momento de desencarnar, antes de lo "planeado".

En ese sentido, es conveniente observar ¿Qué tanto aceptamos lo que sucede?

¿Qué tanto deseamos controlar nuestro entorno? ¿podemos simplemente fluir sin intervenir?


La capacidad que tenemos de vivir con #neutralidad, evitando posturas radicales, de fluir con tranquilidad ante los #cambios, apreciar el silencio, valorar la soledad y la quietud, aceptar, recibir y escuchar, tiene mucho que ver con lo que hemos aprendido de padres y cuidadores.

Aprendemos en los primeros años de vida, observando, percibiendo actos como ver a alguien disfrutar la calma, sentarse simplemente a mirar el cielo o a leer, deleitarse con una rica comida, sentir su presencia y #conexión con ese momento en un acto tan sencillo, sentirlo presente también al contar una historia vivida o imaginada, sentir su compañía y presencia simplemente para escucharnos y #compartir.


Creo que son esas personas, quienes han logrado esa visión diferente de la vida. Poder #disfrutar la cotidianidad, que han simplificado su vida y seleccionan sus palabras, las que más llegan al corazón.

Ese abuelo(a), ese padre o madre, ese profesor, tío o amigo que trabaja con amor, que practica el silencio, que escucha con atención, que se conecta con la naturaleza y el momento presente, que ha logrado un nivel de neutralidad. Aquel que logra estar imperturbable ante el vaivén de la vida, confía y cuando le consultamos, se le ocurre una solución para cada problema, es inspiración. Tenemos la opción convertirnos en uno de ellos, poder SER INSPIRACIÓN para otros de la mejor manera.

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